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Sobre los objetos benditos y los objetos malditos



Aunque parezcan insignificantes, muchas cosas que poseemos y que tal vez a menudo cargamos pueden ser la diferencia entre el estar bien o el estar mal ahora o en un futuro cercano. Quizás el amigo lector ya tenga una idea de lo que estoy hablando en esta entrada puesto que en un post anterior algo explique sobre los sacramentales.

Los que la mayoría de las persona quizás desconocen es que el hecho de tener llevar puesto o tener en alguna parte de nuestra casa algún tipo de talismán (yo los llamo los antisacramentales), en los cuales depositamos casi toda nuestra fe o confianza tales como un cuarzo, un colmillo, una estrella de David, dólares de la suerte, manillas color rojo consagradas para la buena suerte, matas de sábila, cruces magnéticas, muñecos ekeko, etc., implica de por sí que la persona que porta dichos objetos y que en general pide por medio de ellos buena suerte, salud, bienestar, prosperidad, etc., está realizando de alguna manera un pacto tácito con la entidad o entidades conectadas con estos últimos.

Un pacto como todo contrato, implica una serie de derechos y obligaciones entre las partes, por tanto el acto de portar dichos objetos consagrados a lo oculto, prácticamente implica nuestra firma y cohesión con fuerzas a lo mejor bastante oscuras que quieren nuestra adhesión a ellas de alguna manera.

En general las fuerzas del mal tratan de imitar todo lo que hacen las fuerzas de la luz para contrarrestarlas más efectivamente. Por tanto, si la Iglesia tiene o ha creado unos sacramentales (que imitan a los sacramentos de alguna manera) para invocar con ellos la ayuda y protección permanente de Dios y sus Santos; es obvio que las fuerzas del mal hagan lo mismo con sus cosas altamente negativas.

Para nadie es desconocido el grave daño que ha causado el uso de las tablas ouija a personas que han hecho esta práctica aunque sea una vez. Conocí hace años un caso personal de en ese entonces una adolescente que imprudentemente hizo una o varias sesiones (no sé con certeza) con dicho objeto endiablado, y tenia un permanente desequilibrio emocional casi rayando con la esquizofrenia.

Por tanto amigo lector si tiene en su casa o porta con usted algunas de estas cosas haga un esfuerzo y deshágase de ellas antes de que le ocasione un daño mayor (a la ya falta de fe), y mantenga en todas las habitaciones de su casa imágenes de Jesús, de la Virgen María, Santos y Ángeles bendecidas; o cruces de San Benito tan eficaces contra los maleficios como mencione en un post anterior. Esparza sal exorcizada, agua bendita; unja los marcos de las puertas y ventanas con aceite consagrado, etc., para así atraer las bendiciones de Dios sobre usted, su familia, negocios, salud y demás.

El mantener y leer buenos libros católicos también son un medio de recepcionar las fuerzas de la luz en nuestro ambiente.

¿Te ha gustado esta entrada? No olvides compartirla. Si puedes darme una mano comprando algunos de mis libros recomendados te lo agradecería.

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